Medellín es la primera ciudad del país que realiza pruebas de este tipo con muestra de saliva. Esto, por medio de un dispositivo similar al de una prueba de embarazo distribuido por un laboratorio estadounidense y utilizado por el Laboratorio Clínico de la Congregación Mariana.
En 40 minutos, y sin necesidad del incómodo chuzón de una aguja, cualquier persona puede saber si es portador del VIH.
Solo se requiere pasar un hisopo por la encía de la persona y luego se analiza por el dispositivo. Si el resultado es positivo aparecerán dos líneas y, si es negativo, una.
"Este método reduce considerablemente el riesgo biológico porque no hay sangre y como no se utilizan agujas es más probable que la gente se haga la prueba. Al tener un diagnóstico temprano habrá mejor pronóstico y se evitará el desarrollo del sida", explica Santiago Estrada, director del laboratorio.
"Mucha gente puede tener la duda pero no se la hace por el miedo a las agujas, poniendo en riesgo a toda una población", dicen las enfermeras.
La confiabilidad de la prueba es del 99,3 por ciento, no se requieren exámenes previos y el único requerimiento es hacérsela media hora después de la última comida, dulce o líquido ingerido.
En caso de que la prueba se realice por sospecha de contagio, tras una relación sexual sin protección, haya sido vaginal, oral u anal, la persona debe esperar entre cuatro y seis semanas para hacerse la prueba.
Adquirir esta tecnología es más costoso para un laboratorio que el sistema convencional (sangre), pero el valor de la prueba (aprobada por la OMS y el Invima) al público es de 45 mil pesos.
En la ciudad este método se aplica desde hace una semana y ya se han realizado más de 20. En caso de que el resultado sea positivo se realiza otra prueba confirmatoria con el paciente.
Por su facilidad para realizarla, la invitación es a que las personas sanas se la hagan, incluso como un examen de rigor.
REDACCIÓN MEDELLÍN
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